GRACIAS A TODOS

Cuando se toman decisones difíciles como la de este Martes Santo, se aprecia todavía mas el calor y apoyo que nos demuestran año tras año nuestro barrio, los cofrades, los medios de comunicación y todos aquellos que tienen un hueco en su corazón para esta humilde corporación nazarena.

La inestabilidad climatológica no nos permitía asegurar un recorrido procesional sin lluvia y dadas nuestras características, las que nos definen, con un recorrido eterno y muchas horas en la calle, así como un modesto patrimonio que poco a poco vamos enriqueciendo en la medida de nuestras posibilidades, nos obligaban a ser precavidos.

Pero no todo puede ser tristeza por no completar un camino que llevamos preparando todo un año, podemos dar gracias a Jesús Nazareno del Perdón y María Santísima de Nueva Esperanza porque la escasa lluvia caída -apenas unas gotas- no produjo ningún daño, la procesión fue todo un ejemplo de seriedad mientras estuvo en la calle sin descomponerse en ningún momento y al menos pudimos disfrutar durante unas horas.

Recibimos el cariño de muchas personas que acudieron a nuestro paso para arroparnos, pero sobretodo a nuestro barrio, al que le debemos todo y al que pudimos regalarle, dadas las circunstacias ya sin prisas y menos cansancio, una procesión como ellos y ellas se merecen. El Nazareno y la Señora se mecieron como nunca, se recrearon como nunca, sonaron las mejores marchas y el crujir de los varales se dejó sentir en cada esquina, perdiendose por los rincones de una Nueva Málaga que se vuelca con los suyos y eleva sus plegarias a los sagrados vecinos de Santa Ana y San Joaquín.

Desde la Cruz Guía hasta el último músico de la banda de las Flores pusieron todo su corazón en dar lo mejor de si para que un recorrido -que nos recuerda a otros tiempos de impotencia por no poder superar la barrera imaginaria de la ermita de Zamarrilla- fuese un momento inolvidable y a fe que lo consiguieron.

Por tanto no podemos estar tristes, queda un año para volver a las calles y tenemos que hacerlo con la misma ilusión de siempre, con la misma energía por superarnos cada año y con la devoción que profesamos a Nuestros Sagrados Titulares, con la ayuda de nuestro barrio, siempre nuestro barrio, que está ahí en las buenas y en las malas y con la mirada de un Nazareno que desprende Perdón y una divina niña que nos llena de Nueva Esperanza.

Se abre desde ya un camino que nos devolverá al paso con arte por calle Don Cristián, al calor de la Alameda, al señorío de calle Larios, a la cadencia por la Tribuna Principal, al encuentro en la casa Hermandad de nuestra querida Archicofradía de la Esperanza y la preciosa ermita de Zamarrilla, al sabor añejo de Carretería, a la explosión de júbilo de la Tribuna de los Pobres, a la mirada al horizonte desde el puente de la Aurora, cuando los árboles de Martinez Maldonado parecen tan lejos y tan cerca, al esfuerzo desmedido en la Calle Mármoles, al amor del barrio... Mientras tanto, la casa Hermandad, la casa de todos, seguirá abierta para aquellos que quieran visitarnos o sumar su hombro y sus manos al trabajo de la Cofradía y los Titulares estarán en su capilla para escuchar nuestras oraciones y darnos ese abrazo que nos purifica el alma.

Por último enviar un enorme abrazo a todas aquellas Hermandades que no pudieron procesionar en la tarde del Lunes Santo en especial a las que ni siquiera pudieron salir (Dolores del Puente y Cautivo) y la jornada del Martes (Nuestros hermanos de las Penas) y nuestro apoyo a las juntas de gobierno que se verán en la difícil tesitura de decidir si salir o no ante unas jornadas que se avecinan y no pronostican buen tiempo.

Queda sólo un año, GRACIAS A TODOS.